Creencias erróneas (I)

A muchos de vosotros os habrán dicho alguna vez que es bueno que vuestra perra o gata tenga alguna camada. Para defender esta opinión se utilizan argumentos de lo más variopintos: que si así la hembra madura su carácter, que se evita el desarrollo de tumores, que si no la cruzáis tendrá embarazos psicológicos... Todo mentira. El hecho de que una perra o una gata tengan una camada no influye positivamente en su desarrollo físico o comportamental. Ni le aporta nada positivo ni le supone ningún trastorno a no ser que lo hagáis en momentos inadecuados como cuando la hembra es muy joven y todavía no ha terminado su desarrollo corporal. Así que ya sabéis, si queréis vivir la experiencia, adelante, pero no la crucéis porque os hayan dicho que es bueno para ella. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aquí os dejo una imagen de alguno de mis retoños, para que veáis qué criaturas más hermosas.Y ya que lo he mencionado, alguno se preguntará qué es eso de un embarazo psicológico. Cada vez que este término sale en la consulta la gente sonríe, piensa que su perra se ha vuelto majareta porque se cree que está embarazada y pregunta si será necesario llamar a un psicólogo. En realidad, no es eso. Yo os lo explico.
Todo se debe al ciclo ovárico de la perra, que es un tanto peculiar. Básicamente, la actividad ovárica de las perras es similar a la de las mujeres. Es decir, el ovario se prepara "fabricando" un folículo donde se produce la liberación del óvulo para que un espermatozoide lo fecunde. Hasta aquí todo normal. Pero es en este punto donde empiezan las diferencias. En las mujeres, si el óvulo no es fecundado el ovario vuelve a iniciar el ciclo. En cambio, si el óvulo se encuentra con un espermatozoide, en el lugar donde estaba el folículo se desarrolla otra estructura llamada cuerpo lúteo donde se produce la progesterona que es la hormona de la gestación, responsable de todos los cambios que se producen en el cuerpo para acoger el desarrollo embrionario y fetal. En la perra, la cosa cambia. Aunque no haya fecundación, se produce un cuerpo lúteo y se elabora progesterona. Por eso, después de cada celo, en las perras se produce cierto desarrollo mamario, a veces engordan un poco, pueden volverse más inactivas y tener algún cambio de carácter. Y esta fase dura aproximadamente lo mismo que una gestación, en torno a los dos meses tras haber finalizado el celo. Al cabo de este tiempo ese cuerpo lúteo se atrofia y comienza a disminuir la producción de progesterona. Es decir, ocurre lo mismo que cuando una perra preñada está a punto de parir. Y ahora entra en juego otra hormona, la prolactina (menudos nombrecitos, ¿eh?). Y esta hormona es la responsable de dos cosas muy importantes: la conducta maternal y la producción de leche, por lo que aparecen ciertos cambios de conducta y las mamas aumentan todavía más de tamaño. Estos cambios los "sufren" TODAS las perras después de cada celo. Pero en ALGUNAS el efecto de la prolactina es más exagerado y llegan a tener conducta de hacer el nido, adoptar otros animales u objetos como si fueran sus cachorros y producir leche. Esto es lo que se llama embarazo psicológico o pseudogestación.
Así que cuando salga en algún noticiero que una perra sin cachorros, en el zoo de alguna ciudad, ha adoptado a dos crías de tigre abandonadas por su madre y les ha dado de mamar y las ha cuidado como si fueran hijas suyas... pues ya sabéis por qué lo hace, porque sus hormonas le dicen que es mamá.
Otro día os contaré la teoría que explica por qué sucede esto en mi especie.
Un saludo
Trasto

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