Nuestras amigas las Garrapatas

¡Hola de nuevo!
Aquí estoy, con otro achaque. Esta vez tengo una hernia perineal. Lo dicho, que no se puede ser viejo. Mi dueño dice que como no me molesta y no estoy para muchas cirugías, que me la deja así. A mí, la verdad, no me mola demasiado verme un bulto en todo el culo, pero prefiero eso a volver a pasar por el quirófano.
Pero vayamos al grano. Hoy voy a hablaros de esos bichitos tan encantadores que son las garrapatas. Que no es por nada, pero con el clima que disfrutamos en esta zona, tenemos para dar y tomar, sobre todo ahora, en primavera.
Hay varios tipos de garrapatas. Las más frecuentes en nuestra área geográfica pertenecen a los géneros Rhipicephalus, Ixodes y Dermacentor. Están presentes todo el año, pero sobre todo son abundantes ahora, en primavera. Unas se desarrollan mejor a temperaturas más bajas y humedad alta, así que donde vivimos, en la zona de la costa de Galicia, prefieren el invierno. Al contrario, otras prefieren la época estival. Y como ahora en primavera las condiciones ambientales son bastante buenas para todas ellas, pues es cuando hay más  cantidad.
El ciclo de desarrollo de los parásitos se llama ciclo biológico. Este tipo de ciclo también es diferente según la especie de garrapata. Algunas, como las del género Rhipicephalus no necesitan otros hospedadores y pasan todas sus fases de crecimiento (larva, ninfa y adulto) sobre el perro. Otros géneros tienen hospedadores intermediarios, es decir, además del perro, deben parasitar a otras especies animales para completar su desarrollo.
Larvas, ninfas y adultos necesitan alimentarse de sangre, quedándose unos días sobre su víctima. Con el buche lleno, las hembras pueden aumentar su peso hasta 120 veces antes de hacer la puesta de huevos y llegan a medir más de un centímetro.
Después se desprenden y quedan al acecho allí donde caen, siguen su desarrollo y se suben a alguna planta, o se esconden en alguna rendija y en cuanto pasa por allí un perro o un gato despistado, o un humano, ¡zas!, saltan encima como si de un vampiro se tratara. Lo dicho, amor a primera vista.
El problema de las garrapatas es que, además de ser unos bichitos un tanto asquerosos, pueden provocarnos bastantes problemas, incluso graves.
Cada vez hay más evidencias de un aumento en la presencia de garrapatas y en las enfermedades transmitidas por ellas.
¿Por qué son peligrosas las garrapatas?
Uno de los efectos nocivos de las garrapatas es una reacción cutánea. Pueden aparecer granos enrojecidos o reacciones algo más extensas con úlceras que se debe a la inflamación que produce toda la porquería que nos meten en el cuerpo: la saliva, anticoagulantes para que les sea más fácil chucharnos la sangre y el cemento que las mantiene unidas. (Y después dicen que los que mordemos somos los perros). Pero no os preocupéis, generalmente son reacciones leves.
En realidad, lo peor de las garrapatas, es que pueden transmitir varias enfermedades infecciosas, a través de su picadura o cuando intentamos quitárnoslas de encima y nos las comemos, y que pueden llegar a ser muy, muy graves.
La más frecuente de estas enfermedades en la zona del norte de España es la Babesiosis. Es un parásito intraeritrocitario. Es decir, una mierdecilla microscópica que la garrapata puede portar en su interior y contagiárnosla al picarnos. El bichito de marras se mete dentro de nuestros glóbulos rojos, se multiplica, rompe la célula y ¡hala, a parasitar otros glóbulos rojos!. Y encima tienen forma de lagrimita, los muy cabroncetes. Si alguno tiene curiosidad, os diré que se llama Babesia canis. Y así van, de célula en célula, rompiendo glóbulos rojos hasta que provocan una anemia. La hemoglobina que sueltan por ahí se filtra en el hígado y, cuando el pobre no da a basto, se elimina la bilirrubina (como en la canción) a través del riñón y la orina se oscurece (como si fuera un refresco de cola). Además, cuando estamos así de malos, tenemos fiebre, estamos tristes, no queremos comer y a veces también nos da por vomitar o tener diarrea. Y sé de qué me hablo, que yo ya he pasado hasta tres veces por ello. Aunque parece muy negro, con tratamiento, la mayoría de los enfermos se recuperan sin problemas, ¡aquí estoy yo para demostrarlo!. Vuestro veterinario hará el diagnóstico mediante un frotis sanguíneo para observar el parásito al microscopio, le pondrá un inyectable a vuestra mascota y posiblemente lo acompañe de alguna medicación para darle en casa.
Existe otro tipo de Babesia (aunque no está muy claro de que se trate realmente de una babesia, pero no vamos a entrar en detalles) que es más pequeñita, pero también más jodidilla ella. Sí, señor. Además de provocar una enfermedad similar a la anterior, suele afectar al riñón produciendo un fallo renal. Y encima, muchas veces no responde al tratamiento así que algunos colegas que la han padecido ya no están aquí para contarlo.
Otro parásito que pueden contagiar las garrapatas es la Ehrlichia. También es un parásito intracelular, pero en este caso afecta a los glóbulos blancos. También produce fiebre, malestar, hemorragias...
Las garrapatas, encantadoras ellas, también pueden ofrecernos BorreliosisHepatozoonosis y no voy a extenderme más.
Y ahora pasemos a lo más interesante, ¿cómo nos las cargamos? (Además de a mordiscos, se entiende, claro).

Cómo combatir a las garrapatas
Ya sabéis: la mejor defensa es un buen ataque.
Existe toda una batería de antiparasitarios externos con bastante eficacia y en diferentes presentaciones. Hay collares muy eficaces, que actúan contra garrapatas, pulgas y mosquitos. (Pero, ojo, porque no todos funcionan igual de bien). Resisten bastante bien los baños, pero tienen que estar puestos continuamente. (No sirve ponerlos únicamente el fin de semana cuando vamos a pasear por el monte).
Otros productos con alta eficacia pueden aplicarse en forma de pipetas spot on o en forma de líquidos para pulverizar. Unos son más efectivos como repelentes y otros como acaricidas, vamos, cargándose al bicho. Alguno le pega bastante bien a todo.
Ahora también hay productos sistémicos. Es decir, los perros nos los comemos, el insecticida se queda en nuestra sangre y cuando la garrapata nos vampiriza, se muere, je, je. Son muy eficaces y ¡no se van con los baños!, no manchan, los niños nos pueden tocar... Su inconveniente, que no tienen efecto repelente. Vamos, el vampiro tiene que picar para morir.
El utilizar uno u otro dependerá de las condiciones de vida del animal y de las preferencias del dueño. En vuestra clínica os aconsejarán sin problemas.
Sobre todo en esta época del año es muy importante iniciar un tratamiento profiláctico.
De todas formas, y os lo digo por experiencia, no hay ningún producto eficaz al cien por cien. Así que cuando vayáis a dar un paseo por el campo con vuestra mascota estad atentos a la presencia de garrapatas buscándolas por todo su cuerpo. Tienen predilección por las zonas corporales de piel más fina como la cara, las orejas, los párpados, las axilas, la zona de la ingle y del ano y entre los dedos. Es posible que alguna se os pase por alto, ya que larvas y ninfas pueden ser realmente minúsculas. Si encontráis alguna, lo mejor que podéis hacer es quitarla. Pero, ¡ojo con los granos y verrugas!. Que no es el primer colega que encuentro al que su dueño ha intentado extirparle una verruga creyendo que se trataba de una garrapata.
Si el problema lo tenéis en la caseta del perro o en la bodega, también podéis utilizar un producto acaricida ambiental. En este caso lo mejor es que os pongáis en contacto con una empresa especializada. Y si el problema es el jardín, desbrozarlo y limpiarlo de restos orgánicos es lo mejor que podéis hacer.
Y no es por meteros miedo en el cuerpo, pero también podéis revisaros vosotros al llegar a casa. No es raro que alguna garrapata os salte encima cuando paséis cerca ¡para algo sois animales de sangre caliente!. A mi dueño ya le picó una. Tened en cuenta que a vosotros también pueden transmitiros una de esas enfermedades fastidiadas.
¿Y cómo se quitan las garrapatas?
Pues con mucho cuidado, pero con firmeza. El problema es que se enganchan con mucha fuerza y si se extraen bruscamente pueden contraerse y regurgitar, con lo que aumentaría el riesgo de transmisión de las enfermedades con las que tan generosamente nos obsequian. Lo mejor es sujetarlas por la parte más cercana a nuestra piel con unas pinzas y tirar de forma perpendicular, poco a poco. No se deben espachurrar y tampoco debemos tocarlas directamente con las manos. Es mejor no aplicar ningún producto irritante como alcohol o aceite ya que podrían hacer regurgitar a la garrapata. Una vez extraída, es probable que se forme un pequeño grano con una herida o costra que desaparecerá en unos días.

Así que ya sabéis, sobre todo si aprovecháis el buen tiempo para dar un paseo por el campo o vais a la aldea a pasar el fin de semana, cuidado con nuestras amigas las garrapatas.
Un saludo
Trasto

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