Intoxicaciones (III): tóxicos domesticos.

¡Hola a todos!

Aquí estoy de nuevo para terminar la trilogía de las intoxicaciones. Ya sé que es un poco rollo contaros la de cosas que hay que pueden intoxicarnos, ¡parece que no vamos a poder andar por casa ni por la calle!. Pero como en las otras veces, tan sólo pretendo preveniros por lo que pueda pasar.

Este tercer y último capítulo tratará de los tóxicos domésticos. Solo nombraré algunos porque hay tantos que tendría para rato. He escogido los más habituales, los que podemos tener en casa con más frecuencia.

¡¡¡ Siiiiiii!!! ¡¡¡Por fín llega el verano!!! Empezamos a ir al monte, a la playa, de acampada, churrasquitos al aire libre... muy guay y yo me lo paso en grande, pero no todo es jauja, ¡llegan los mosquitos y demás insectos! ¡Y cuidadito con los repelentes de estos bichejos!. Parecen inofensivos pero pueden hacérnoslo pasar muy mal incluso sin llegar a tragarlos. ¡La exposición dérmica en altas dosis puede hacernos mucho daño! Si la exposición es pequeña o se ingieren en pequeñas cantidades, pueden provocar temblores, hipersalivación e incluso convulsiones. Claro... con razón se largan los bichos, ¡ellos sí que saben!

Con los herbicidas e insecticidas podría hacer una lista larguísima de nombres raros de los que no os ibais a acordar, así que lo resumiré en que ninguno de ellos puede hacernos nada bueno.

Y si seguimos hablando de animalitos habrá que mencionar los típicos venenos que se usan sobre todo en el campo y en las huertas, para las ratas, topos, caracoles, babosas, etc. (brometalina, metaldehído...) como su propio nombre indica son veneno puro para nosotros.

El aceite del Árbol del té está muy de moda para los productos cosméticos. Tiene propiedades muy beneficiosas, pero su ingestión no lo es tanto. También se utiliza en algunos herbicidas y productos antiparasitarios.

Los champús, el jabón de manos y las pastillas de jabón, no son muy tóxicos pero su ingestión puede provocar síntomas gastrointestinales que aunque no suelen trascender pueden ser muy molestos y requerir tratamiento veterinario.

En cambio, si se trata de un champú que contenga zinc, como algunos anticaspa, es otro cantar... su toxicidad es bastante mayor y con mala suerte, su ingestión puede provocarnos hasta ceguera.

Algunos desodorantes tienen peligro. Son aquellos que contienen cloruro de aluminio y clorhidrato de aluminio. Su potencial tóxico es moderado, aunque su ingesta puede causarnos problemas renales, lo que no es moco de pavo.

A los que tuvisteis acné juvenil seguro que os suena el peróxido de benzoilo, sustancia incluida en cremas para tratar los granitos. Sí, para vuestra cara va muy bien, pero para nuestro estómago... no tanto.

Supongo que ya os imagináis que los productos de limpieza pueden ser fatales: amoníaco, lejía, limpiacristales, detergentes, aguarrás, disolventes, etc. No es sólo el hecho de tragarlos, pues al ser productos bastante abrasivos dañan el sistema digestivo, sino que contienen productos volátiles que afectan al sistema respiratorio. Es decir, aunque de entrada vayan a parar al estómago, los vapores que desprenden causan daños respiratorios graves y difíciles de tratar.

Llegó la hora de hablar de medicamentos. Muchos perritos tenemos dueños asmáticos, y no me explico cómo una medicina puede tener una presentación tan apetitosa para nuestra boca.... Guardadlos bien porque a veces los inhaladores nos parecen juguetes, los mordisqueamos y acaban rotos y con su contenido derramado.

Otros medicamentos muy comunes en todas las casas son los antiinflamatorios no esteroideos, no diré nombres comerciales, pero seguro que os suena el ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno, diclofenaco y similares. Guardadlo en sitios altos, y cuidado, que como tendéis a automedicaros (muy mal, ¡muy mal!) a veces los lleváis en el bolso y somos muy curiosos para meter la cabecita.

Muy típicos de tener en casa son la aspirina, la fenilefrina y seudoefedrina (descongestivo sin receta), la loperamida (antidiarreico), el paracetamol, la codeína (antitusígeno), los antihistamínicos (alergia y mareo).... En algunos casos son prescritos por el veterinario con dosis ajustadas para nosotros, lo que no quiere decir que si nos zampamos unas cuantas pastillas no pase nada.

Mencionaré aparte los antidepresivos y los ansiolíticos, que aunque también se nos pueden recetar a nosotros, su ingestión masiva es bastante peligrosa y debe ser tratada lo más rápidamente posible.

En cuanto a cosas habituales que hay por casa y con las que tener precaución pueden ser las pilas, la cafeína (el café en grano, y los refrescos de cola, que son muy apetitosos), las cerillas (muy fáciles de coger para jugar un ratito y mordisquear), el etilenglicol (anticongelante de coches, de sabor dulc), el naftaleno (bolitas de naftalina para la humedad), la nicotina (cigarrillos y chicles), el pegamento de barra y el superglue (muy importante no bañarnos ni echar disolvente o similar para intentar quitarlo), reveladores fotográficos, plomo (en pinturas y accesorios de pesca), y las sustancias presentes en alimentos enmohecidos (¡nosotros ya no queremos comer las sobras y menos si son de hace una semana!), el betún de los zapatos, la trementina ( los pintores artísticos saben de qué hablo) y alguna cosilla más que se me escapa.

Como ya he dicho en los otros capítulos los síntomas de intoxicación son muy variados: alteraciones de la piel, vómitos, diarrea, temblores, convulsiones, anorexia, hipersalivación, arritmias, taquicardias, dificultad para respirar, fiebre, hipotermia... en fin... nada bueno.

Ante cualquier duda consultad al veterinario, recordad también que los síntomas pueden aparecer al instante, pasadas unas horas e incluso unos días y que algunos, tristemente, si no se cogen a tiempo, ya no tienen remedio.

Y llegó a su fin el tema de las intoxicaciones, un poco rollo patatero, pero el saber no ocupa lugar y ¡nunca te acostarás sin saber una cosa más!

Un saludo

Trasto

Entradas populares