Los champús terapéuticos son, como su nombre indica, soluciones jabonosas que se emplean para bañar al animal pero que en su composición tienen principios activos terapéuticos. Y los principios activos son substancias que tienen alguna actividad beneficiosa en el tratamiento de una enfermedad. Hay champús antiseborreicos, hipoalergénicos, desinfectantes, hidratantes, etc. Se utiliza uno u otro según la enfermedad y el efecto deseado. A lo largo del tratamiento y dependiendo de la evolución de la enfermedad, pueden cambiarse o utilizarse combinados. Casi siempre se emplean asociados a otro tipo de terapias o, en ocasiones, como tratamiento exclusivo, sobre todo en casos leves o crónicos. Con ellos se consigue acelerar la curación, disminuir e hidratar la piel dañada, eliminar los alérgenos de la superficie de la piel, disminuir las dosis necesarias de otros medicamentos y mantener a raya los procesos recurrentes. Todo ello, mejorando el bienestar de vuestra mascota.
La frecuencia ideal de aplicación es distinta para cada paciente y el veterinario os indicará cuál es la mejor para vuestra mascota. Lo habitual es empezar el tratamiento con baños cada dos o tres días para después ir espaciándolos hasta dar un baño a la semana. Y muchos diréis: ¡Pero si desde siempre me han dicho que los perros y los gatos no deben bañarse tan a menudo!!. Cierto, pero esa es una de las ideas preconcebidas que van cambiando a medida que aumentan los conocimientos que tienen los veterinarios dermatólogos. Además, en estos casos, lo que se busca es una acción terapéutica sobre la piel y para que esto sea realmente eficaz es necesario bañar con mayor frecuencia. Por desgracia para nosotros, porque desde luego a mí, lo de los baños no me gusta nada. Otra cosa muy distinta es retozar en un charco o darme un chapuzón en el río o la playa.

Y ahora os explico cómo utilizarlos de la forma más adecuada en seis cómodos pasos:
1.- Mojar abundantemente al paciente con agua tibia a unos 25ºC.
2.- Aplicar el champú y frotar todo el cuerpo. Esta primera aplicación limpia la piel y el pelo eliminando los restos cutáneos y la suciedad.
3.- Aclarar abundantemente con agua tibia.
4.- Aplicar de nuevo el champú masajeando suavemente, dejando que penetre bien hasta la piel y dejar actuar durante 10 ó 15 minutos. Este tiempo de espera es imprescindible para permitir el contacto de los principios activos con la piel de vuestra mascota.

5.- Aclarado abundante y exhaustivo con agua más bien fresquita por su efecto calmante.
6.- Secado frotando con una toalla. En los casos de dermatitis no debe utilizarse secador pues el aire caliente aumenta la sensación de picor y malestar.
A partir del segundo baño, si la piel está bastante limpia, podéis saltaros los pasos 2 y 3.
Y si os lo podéis permitir, los baños de hidromasaje son fenomenales para estas cosas porque favorecen la penetración de los principios activos, mejoran la hidratación de la piel y disminuyen la sensación de picor. Así que ya sabéis, ¡al agua patos!
Un saludo
Trasto.