La subida del IVA también afectará a nuestras mascotas

Esta vez no vamos a hablaros de enfermedades ni a daros consejos para hacer mejor la convivencia entre vosotros y vuestras mascotas.
Lamentablemente, esta entrada es una denuncia por la subida del tipo de IVA aplicable a los servicios veterinarios para animales de compañía del 8 al 21%, lo que nos obligará a incrementar los precios a partir del 1 de septiembre. Como se argumenta en la siguiente carta  abierta al ministro de Hacienda, Sr. Montoro, de nuestro compañero D. Jesús A. Gutiérrez Aragón, se trata de una clara discriminación entre veterinarios y propietarios de animales. Y lo que es peor, un hecho que afectará sobre todo a los propios animales, fundamentalmente aquellos atendidos por las protectoras de animales, ya que sí se mantendrá el tipo de IVA reducido para los tratamientos de los animales de granja. Como valedores de la salud humana a través de la salud de los animales, sean de granja, silvestres o de compañía, nos oponemos frontalmente a tales medidas de índole económica que afectarán, sin duda, al estado sanitario de nuestro país.
Al menos, perimítannos ejercer el derecho a la pataleta.

Sr. Montoro.

Soy consciente del delicado estado financiero de España. Soy igualmente consciente del deber patriota de cada uno de los españoles en contribuir a la recuperación económica de nuestro país y de que nos vemos obligados a pagar la mala dirección política de la gestión de los recursos públicos que los dirigentes de la nación han realizado en el pasado reciente. También soy consciente de que ahora debe estar recibiendo numerosas peticiones para que la reciente reforma del IVA no afecte a determinados colectivos. Y de que cada uno de estos colectivos se considera especial e injustamente atendido.



Yo, señor ministro, soy veterinario. Mi profesión se centra en procurar la salud y combatir la enfermedad de los animales de compañía. No son animales destinados a la producción de alimentos. Pero ellos eso no lo saben. Un conejo es un conejo, ya sea su destino el matadero o la compañía de un niño. Y las enfermedades del conejo y la posibilidad de transmisión son idénticas, puesto que se trata del mismo animal. Por eso es tan injusto que hayan hecho una diferenciación entre los veterinarios que prestan sus servicios a explotaciones ganaderas de los que no los prestamos. Por que esto, y estoy seguro que a usted no se le escapa, tiene una consecuencia. Y la consecuencia es que si un impuesto lo ha de pagar el consumidor final, finalmente el consumidor decide no pagar. Esto quiere decir que no vacunará al perro de rabia, no procurará mantener al cerdo de compañía libre de parásitos con capacidad potencial de afectar al ser humano, no visitará al veterinario cuando su loro se encuentre regular y tal vez se origine un brote de psitacosis que se pueda llevar por delante la vida de alguna persona. Y no me entienda mal, no hago demagogia. No le acuso de los brotes de enfermedad, ni le acuso de las posibles muertes, ni le acuso de haber dejado de ver tener que pagar mañana un euro por recaudar hoy cinco céntimos. Pero no puedo dejar de acusarle de la injusticia de tratar con desconocimiento o desprecio a una profesión. Le acuso de intentar dividirla mostrando por la vía de los hechos que la medicina animal, y los profesionales que la ejercen, son diferentes y merecen trato diferente si las enfermedades que tratan de erradicar o prevenir las padecen animales de producción o animales de compañía. Señor ministro, nos discrimina por el destino que le quieren dar a sus animales las personas que requieren de nuestros servicios. Si es la cazuela 10% de IVA, si es aliviar la soledad de una anciana de 90 años entonces el 21%.



Yo le acuso, señor ministro, de actuar con desconocimiento o desprecio. Y es que según informe de fecha 18 de octubre de 1993, de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Sanidad y Consumo, las actividades profesionales veterinarias entran claramente en el ámbito sanitario, en cuanto constituyan "protección de la salud" humana y animal y atención y asistencia sanitaria a los animales. Esta información es la que llevó a la Dirección General de Tributos de su Ministerio a establecer el 16 de diciembre de 1997, mediante consulta vinculante, que tributarán por el Impuesto sobre el Valor Añadido al tipo del 7 por ciento las prestaciones de servicios efectuadas por los profesionales veterinarios que tengan por objeto la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de los animales. No obstante, en el supuesto de que los servicios profesionales prestados por los veterinarios no tuviesen por objeto la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de los animales, dichas prestaciones de servicios tributarán por el Impuesto sobre el Valor Añadido al tipo general del 16 por ciento.



Señor ministro, conozco sus aptitudes y quiero pensar que haber extraído la atención de los animales de compañía del desempeño sanitario de los veterinarios es un desliz subsanable. Entiendo que tiene muchas cosas en las que pensar, muchos agujeros que tapar y muchos ajustes que hacer. Pero, aunque sospecho que es poco probable que inicialmente lea usted esta misiva, sí deseo que su colaborador que la lea tenga el sentido de la justicia y el discernimiento necesario para darse cuenta de que, en esto, se han equivocado. Y espero que considerando que es más sabio no quien conoce sus errores si no quien los corrige se la haga llegar y le transmita lo que expongo. Señor ministro, cuando eso suceda si no rectifica ya no podré achacarle desconocimiento, sólo desprecio. Y créame si le digo que deseo no tener que hacerlo. Al contrario, sería muy satisfactorio para mí poder escribirle de nuevo para felicitarle por haber atendido una justa reclamación y por haber rectificado una disposición tan irrespetuosa con una profesión que, en estos momentos, se siente ultrajada. ¿Hubiese actuado de igual manera si se tratase de médicos? ¿Le hubiese parecido razonable poner un IVA diferente dependiendo de si el médico trata a un hombre o a una mujer, a un jienense o a un toledano? Pues, señor, en el BOE usted ha decretado que unos médicos son diferentes de otros. Porque nosotros somos médicos veterinarios, nuestra titulación así lo determina.



No pasa nada porque nos cortemos el pelo cada dos meses en vez de mensualmente. Pero sí pasa si un niño pierde un ojo porque el gato con el que juega no se ha desparasitado. Sí pasa si la persona a la que le ha mordido un perro muere de rabia porque no se le había vacunado (sirva como ejemplo el episodio recientemente de Ceuta: http://www.ceuta.es/ayuntamiento/component/jdownloads/finish/1448-agosto/7494-bocceextra408-08-2012). Sí pasa si un enfermo inmunodeprimido contrae la leishmaniosis porque se ha reducido la vigilancia veterinaria de esta enfermedad en sus portadores naturales. El sistema sanitario nacional tiene por objeto la salud de los españoles y lo hace de muy diversas formas, ya sea atendiendo directamente a las personas, ya sea procurando evitar la aparición de enfermedades. Se ha otorgado a los médicos de personas la primera misión y a los veterinarios la segunda. No pedimos, aunque así debería ser, equipararnos tributariamente con los médicos y por ello no le solicitamos estar exentos del IVA. Nunca nos hemos opuesto a contribuir solidariamente con el ejercicio de nuestra profesión al bienestar de nuestra patria y menos en tiempos de necesidad. Sólo le pedimos que no haga discriminaciones entre nosotros, tratándonos de manera diferente cuando con nuestro trabajo sostenemos de igual modo el sistema sanitario español.



Atentamente,


D. Jesús A. Gutiérrez Aragón

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