Mi gato orina sangre

Hace una semana acudió a consulta León, un bonito gato siamés, hermoso, pero que cuando entra en la clínica se queda hecho un ovillo en una esquina del bolso en el que lo trae su dueña, muerto de miedo. Llevaba unos días orinando con unas posturas un tanto extrañas, con la boca abierta. A la exploración no percibimos nada llamativo, así que le pedimos a la dueña que recogiera una muestra de orina para analizarla. Al día siguiente volvió bastante preocupada porque en la orina había sangre. León tenía una cistitis, algo muy frecuente en los gatos, en este caso de carácter infeccioso. Ahora le estamos administrando un antibiótico y una dieta especial y está mucho mejor.
La cistitis o inflamación de la vejiga de la orina es un problema muy frecuente en gatos, tanto en machos como en hembras, aunque en los machos puede ser más peligrosa porque es más fácil que se produzca una obstrucción uretral impidiendo el vaciado de la vejiga. Toda obstrucción se considera una urgencia y se debe corregir rápidamente mediante un sondaje uretral.
Técnicamente, los veterinarios, más que hablar de cistitis hablamos de enfermedad del tracto urinario inferior felino. Ya sabéis que utilizamos palabros con bastante frecuencia pero éste tiene una buena explicación ya que hay múltiples causas que provocan daño en las vías urinarias manifestándose con síntomas idénticos o muy parecidos: orinar muchas veces pocas cantidades, molestias al orinar, hacerlo fuera de la bandeja de la arena y a veces, como en el caso de León, con sangre.
Entre estas causas destacan la presencia de cristales o cálculos de minerales (sobre todo estruvita y oxalato), la formación de tapones uretrales, infecciones urinarias y la cistitis idiopática felina (lo dicho, hoy os vais a hartar de palabras raras).
A pesar de que hasta hace poco se creía que la mayor parte de los problemas urinarios estaban relacionados con infecciones, como en el caso de León, en realidad no es así. La mayoría de los problemas urinarios se deben a la cistitis idiopática, una inflamación de la vejiga urinaria de la que no se conoce la causa aunque sí ciertos factores que intervienen en su aparición. Prácticamente afecta a gatos de cualquier edad y en muchos casos la orina tiene una densidad elevada. Salvo por los síntomas asociados a la cistitis, la mayor parte de los gatos presenta un buen estado de salud. Se trata de una patología bastante recurrente y en ocasiones está relacionada con factores estresantes. Maus, otra paciente, solía padecerla cuando su dueña se ausentaba durante unos días por motivos de trabajo.
Entre los factores que influyen en la aparición de la cistitis se encuentran problemas inherentes a la vejiga de la orina, alteraciones del sistema nervioso central y factores psicológicos y hormonales. Vamos, que con sólo mirar al gato, podéis provocarle una cistitis. Tranquilos, es broma.
Una vez que aparecen los problemas del tracto urinario, vuestro veterinario os recomendará el tratamiento más adecuado. Antiinflamatorios, espasmololíticos, antibióticos en caso de infección y, por supuesto, siempre atentos ante una posible obstrucción uretral.
Es frecuente que aquellos gatos que han tenido un episodio de cistitis presenten otro durante los siguientes doce meses. Y es en la prevención donde podemos actuar de manera más eficaz. Básicamente de dos formas distintas. La primera, identificando y eliminando todas aquellas situaciones estresantes para el animal: evitar la presencia de otros gatos en caso de conflictos, estimular la actividad física y el juego (sobre todo con juguetes que le permitan desarrollar las conductas depredadoras), facilitarle lugares para ocultarse y no realizar cambios bruscos de alimentos. También es interesante colocar la bandeja de la arena en una zona tranquila, alejada de la comida y manteniéndola lo más limpia posible. (Ver la entrada Mi gato se aburre). Pueden utilizarse análogos sintéticos de feromonas faciales felinas de las que ya os hemos hablado en alguna ocasión.
La otra forma de prevención, cuya efectividad está más que demostrada, se realiza a través de la alimentación. De esta forma se consigue modificar las propiedades de la orina disminuyendo su densidad, dificultando la formación de cristales minerales y tapones mucosos y diluyendo los elementos irritantes para la mucosa. También a través de suplementos en la dieta se pueden proteger las paredes de la vejiga mediante el aporte de  ácidos grasos con efecto antiinflamatorio y de moléculas de las que son deficitarios los gatos que padecen cistitis. Es importante aumentar la cantidad de agua de la dieta, por lo que en estos casos conviene añadir alimentos húmedos en la ración diaria del gato o incluso alimentarlos exclusivamente con ellos en los casos más recalcitrantes. Eso sí, el cambio de su dieta habitual a la nueva deberá hacerse de forma gradual a lo largo de unos cuatro días.
Por último, queremos daros unos consejos para conseguir que vuestro gato beba más agua para conseguir diluir la orina:
- Colocad varios bebederos en diferentes lugares de la casa.
- Podéis añadir agua a la comida, tanto a la seca como a la húmeda. Mejor empezar poco a poco y si el gato lo acepta, ir aumentando la cantidad.
- Por supuesto, el agua debe mantenerse fresca. Habrá que cambiarla a menudo y tendrá mejor sabor si es filtrada o embotellada.
- A los gatos suele gustarles el agua corriente así que podéis hacer una fuente con un surtidor de agua de un acuario. 
- También podéis hacer cubitos de hielo con sabores, cociendo la comida del gato en agua durante unos 10 minutos. Después se cuela y el líquido se congela. Si añadís el cubito al bebedero le daréis sabor al agua.
 Centro Veterinario Travesía


Entradas populares