Kiko tiene alergia (y II)

Kiko jugándose el pellejo en las rocas
del río Umia
En una entrada anterior os contamos la historia de Kiko, nuestra mascota. Vimos cuáles eran sus síntomas y cómo habíamos diagnosticado su dermatitis atópica. Una enfermedad alérgica caracterizada por el picor que produce. Finalmente, a través de un análisis de sangre, averiguamos que los causantes de su alergia eran tres tipos de ácaros. Ácaros del polvo y del almacenamiento, abundantes en nuestras viviendas.
Ahora vamos a explicaros cuáles son las opciones de manejo de la dermatitis atópica y, una vez pasado un tiempo razonable para valorar su eficacia, cuál es el tratamiento que a Kiko le ha dado resultado.

Lo ideal ante una atopia sería algo tan simple como evitar el contacto con los causantes de la alergia. En teoría. Porque en la práctica es mucho más complicado ya que la mayoría de las dermatitis atópicas en los perros se deben a ácaros del polvo y del almacenamiento y/o pólenes. Todos ellos abundantes en nuestros hogares y en el aire, prácticamente ubicuos.

Hay varias recomendaciones para disminuir la carga de alérgenos en las viviendas. Su eficacia no está muy clara pero siempre pueden ayudar:
- retirar alfombras, moquetas, cortinas y muebles con tejidos. Evitar juguetes de peluche.
- aspirar la vivienda al menos una vez a la semana con aparatos con filtros HEPA y, a ser posible, cuando el animal no esté presente.
- utilizar colchonetas antiácaros para nuestra mascota y lavarlas semanalmente a altas temperaturas.
- ventilar la casa a diario y utilizar deshumidificadores manteniendo la humedad ambiental por debajo del 50%. Una manera de reducir la humedad de la colchoneta de vuestra mascota es ponerla al sol durante un rato cada día.
- utilizar aerosoles acaricidas para el ambiente cada tres meses.
- evitar pasear por el campo durante las horas de mayor índice polínico (7 a 10 y 19 a 22 horas) y los días ventosos.
- evitar los paseos por zonas con hierba recién cortada y cerrar las ventanas de casa durante la noche.
- si lleváis a vuestra mascota en el coche y es alérgica al polen, cerrad las ventanillas.
- para reducir la exposición a ácaros del almacenamiento es conveniente utilizar sacos de pienso pequeños y almacenarlos en lugares secos o dar comida húmeda.

La siguiente opción de tratamiento consiste en regular la respuesta del sistema inmune del animal alérgico. Es lo que se llama terapia de hiposensibilización o inmunoterapia. Lo que conocemos como "la vacuna de la alergia".
En la entrada anterior explicábamos que la alergia consiste en una reacción exagerada del organismo ante determinadas sustancias que no deberían ser dañinas. Para la terapia de hiposensibilización se fabrica un medicamento (la vacuna) con las sustancias que provocan la alergia en cada paciente (alérgenos). Después, se le administra al animal empezando por dosis muy bajas para ir incrementándolas poco a poco. De esa forma, el organismo se habitúa a su presencia y modula su reacción. Prácticamente carece de efectos secundarios. Según los últimos estudios, aproximadamente un 70% de los perros atópicos mejoran de manera considerable con el tratamiento de hiposensibilización. Aunque algunos pueden necesitar hasta un año para percibir la mejoría.

Hay varias formas de administrar estas vacunas, pero básicamente se engloban en dos. Una de ellas es mediante inyecciones bajo la piel (lo habitual hasta hace pocos años) y otra es mediante su depósito en la mucosa oral. En este caso no se requiere el uso de agujas. Se colocan unas gotas del medicamento en el pliegue que forma el labio, dentro de la boca, y la mucosa absorbe el producto directamente. Ésta fue la forma de administración que escogimos para Kiko. Se llama terapia sublingual.
Vial de terapia de
hiposensibilización sublingual




Le administramos un par de gotas cinco días a la semana. De lunes a viernes. Y el fin de semana descansa. ¡Porque no le hace ninguna gracia que cada mañana le levante el labio para echarle dos gotitas de líquido!.

A las pocas semanas de empezar el tratamiento de hiposensibilización Kiko ya se rascaba menos y tras dos meses dejamos de administrarle oclacitinib para el picor.

Administrando la dosis diaria. Puede apreciarse que a Kiko no
le hace ninguna gracia.
Las alergias son enfermedades crónicas y, como tales, no tienen cura. Es necesario realizar un tratamiento más o menos continuado y siempre estar alerta ante recaídas o complicaciones. En los nueve meses que lleva tomando su vacuna, Kiko ha tenido un par de recaídas. Éstas pueden controlarse con tratamientos cortos con corticoides o oclacitinib.
Es importante mantener la piel en buen estado de hidratación y mejorar su capa grasa con alimentaciones especiales, ácidos grasos orales y/o tópicos, champuterapia, etc. Y siempre estar alerta ante la presencia de parásitos o infecciones.

En fin, Kiko ahora parece vivir más feliz o, al menos, más cómodo. Y yo, más tranquilo.´
Fervenza do río  Umia en Caldas de Reis. Un bonito sendeiro
para camiñar co voso can. Non apto para bicis nin carros de
bebé xa que hai un tramo bastante desfeito.
Centro Veterinario Travesía

Entradas populares