Cómo lograr que los animales de casa acepten a una nueva mascota
Para todos aquellos que ya tenéis una mascota y
estáis pensando en llevar a casa otro animal, vamos a daros unos consejos que
os pueden resultar interesantes.
Lo primero, tened paciencia
y concededle algún tiempo al resto de los animales de la casa para que se
adapten a la nueva situación. Es normal que intenten llamar vuestra atención ante un animal que consideran extraño ladrando, cogiendo cosas, apartando a la nueva mascota o saltando para pedir caricias o mimos. Se trata de comportamientos normales que no deben preocuparos y que probablemente desaparezcan en unos días.
Por supuesto, aseguraos de que
la nueva mascota esté desparasitada tanto interna como externamente,
vacunada y goce de buena salud. Antes de llevarla a casa acercadla a vuestro veterinario de confianza para someterla a una exploración adecuada.
Lo
ideal es realizar una introducción gradual de la nueva mascota, observando las
reacciones de cada animal y anticipándose a las situaciones conflictivas. Esto puede durar de horas a semanas según su carácter. Al
principio se mantendrán separados cuando no haya nadie con ellos y no puedan ser vigilados. Es
importante que los animales de la casa no se sientan desplazados por la
presencia del nuevo inquilino. Debe permitirse su acceso a las zonas de la casa que frecuenten. La nueva mascota deberá encerrarse en un lugar tranquilo con
comida, agua, su cama, algún juguete y una bandeja de arena si es un gato. Se
optará por un lugar que no sea de especial interés para los demás. Las zonas más interesantes desde el punto de vista del animal (y que por
lo tanto se deben evitar para colocar al nuevo) suelen ser aquellas en las que los dueños pasan más
tiempo con ellos, como el salón, el dormitorio, o aquellas donde descansan.
Si es necesario encerrar a alguno de los animales, deberá seguir
recibiendo toda la atención que sea posible. En ese caso, durante el tiempo que dure este período de
introducción gradual, deberéis pasar un
mínimo de cinco a diez minutos al día con cada uno de los animales por separado prestándole toda vuestra atención y cariño y jugando con él.
Lo mejor es que se
conozcan cuando estén tranquilos y relajados. Hay que acariciarlos y
tranquilizarlos siempre que sus reacciones sean las adecuadas. Si intentáis
tranquilizar a alguno de ellos cuando esté nervioso o enfadado lo
único que conseguiréis será reforzar esa ansiedad o ese comportamiento
agresivo, con lo que el problema se agravará. Premiadlos con
comida, golosinas o caricias únicamente cuando muestren una actitud relajada o
de aceptación del otro animal. Inicialmente deberán estar lo suficientemente
alejados el uno del otro para que no puedan tocarse. Por ejemplo, podréis darle
de comer a uno de ellos en un extremo del pasillo o de una habitación mientras
el otro está sujeto en el extremo opuesto de la estancia (si es posible bajo la
supervisión de otra persona que lo calme). Si los animales están tranquilos,
entonces cada día podrán acercarse un poco más el uno al otro. Dar de comer y
acariciar a cada animal en presencia del otro les enseña a relacionar dicha
presencia con algo agradable. Es mejor si una persona lo hace con el nuevo
animal mientras otra lo hace con los que ya estaban en casa. Esas dos personas
deberán turnarse para que las mascotas no relacionen las recompensas con una de ellas.
Trasto y Yuna, tan amigos |
Existen
ciertas manifestaciones de agresividad que no son demasiado violentas pero que
conviene saber reconocer ya que entorpecen el desarrollo de una buena relación
entre las mascotas. Los perros pueden erizar el pelo, mirarse fijamente,
gruñir, colocarse uno al lado del otro, enseñar los dientes... Los gatos pueden
bufar, erizar el pelo de la cola, arquear el tronco. No debéis interponeros
entre ellos si aparecen esas conductas, ¡podría ser peligroso!. Si sois capaces
de identificar al animal agresivo, encerradlo en un sitio neutral y si no
sabéis cuál de los dos ha empezado, encerrad a cada uno en una habitación.
Durante
el período de introducción es importante que los animales tengan más comederos,
bebederos, camas y juguetes de lo habitual para evitar situaciones de
competitividad entre ellos.
¿Cómo percibe un gato a un perro?
Debéis tener en
cuenta que, para un gato, cualquier animal de mayor tamaño que se mueva hacia
él puede considerarse un potencial predador, incluidos los perros, ¡y los
humanos!. Su instinto le empujará a salir corriendo y, si no puede huir, a
enfrentarse al supuesto peligro. Debe protegerse al gato de los posibles
ataques del perro. Pero, si el perro es de menor tamaño que el gato y/o está
bien socializado con los gatos y se muestra pasivo, quizá debáis proteger al
perro de los posibles ataques de un gato agresivo o atemorizado (podéis encerrar a uno de ellos en un transportín mientras observáis la reacción del otro).
Para conseguir que los animales se acepten
sin problemas es fundamental dotarse de mucha paciencia y vigilarlos continuamente.
No debéis pegar a los animales ni obligarlos a establecer una relación que no
desean. También debe tenerse en cuenta que las relaciones jerárquicas entre los
animales pueden variar con el tiempo, (relaciones que establecen, sobre todo,
los perros). Así un animal que siempre pareció el líder, puede verse relegado a
una posición inferior. Recordad que esto no tiene por qué suponer un
inconveniente para él.
Si se trata de dos gatos
Si pensáis introducir un nuevo gato en una vivienda donde ya vive otro, además de todo lo que os acabamos de recomendar, podéis poner en práctica algún truquillo que tiene en cuenta las particularidades de esta especie.
Si es posible, podéis dividir el espacio de la vivienda en dos territorios perfectamente diferenciados, separados y sin posibilidad de contacto visual. En cada uno de ellos alojaréis a uno de los gatos con su bandeja de la arena, cama, comedero, bebedero y juguetes. Cada dos días a lo largo de una o dos semanas cambiaréis todo de territorio. Es decir, debéis mudar a cada gato con sus pertenencias para que así se acostumbren a los olores del compañero y ninguno tenga especial predilección por alguno de los territorios.
Durante ese tiempo también podéis obtener feromonas apaciguantes naturales de las glándulas de sus mejillas. Se consiguen frotando un paño desde la comisura labial hasta la base de la oreja unas cuantas veces. Después de hacerlo con uno de los gatos, haréis lo mismo utilizando el mismo paño con el otro gato. Sin apretar, con suavidad, como si le hiciérais una caricia. De esa forma "marcaréis" a cada uno con las feromonas calmantes del otro.
Al cabo de esas dos semanas podréis probar el contacto visual entre ellos, quizá dándoles de comer en presencia del otro, inicialmente alejados, como os hemos indicado más arriba.
Además, los gatos tienen otra peculiaridad. Algunos llevan muy mal el regreso de un compañero que haya pasado un tiempo en la clínica veterinaria, sobre todo si ha sido hospitalizado por unos días. En esos casos, es preferible que el gato convaleciente permanezca unas horas en una habitación (con todo lo necesario) y observar la reacción de los demás gatos de la casa. Durante las siguientes 24 - 48 horas realizad un protocolo de reintroducción como el que acabamos de explicar, pero "acelerado". Si en algún momento hay una reacción negativa por parte de alguno de los gatos, separadlos inmediatamente e iniciad el protocolo poco a poco.
Si se trata de dos gatos
Si pensáis introducir un nuevo gato en una vivienda donde ya vive otro, además de todo lo que os acabamos de recomendar, podéis poner en práctica algún truquillo que tiene en cuenta las particularidades de esta especie.
Si es posible, podéis dividir el espacio de la vivienda en dos territorios perfectamente diferenciados, separados y sin posibilidad de contacto visual. En cada uno de ellos alojaréis a uno de los gatos con su bandeja de la arena, cama, comedero, bebedero y juguetes. Cada dos días a lo largo de una o dos semanas cambiaréis todo de territorio. Es decir, debéis mudar a cada gato con sus pertenencias para que así se acostumbren a los olores del compañero y ninguno tenga especial predilección por alguno de los territorios.
Durante ese tiempo también podéis obtener feromonas apaciguantes naturales de las glándulas de sus mejillas. Se consiguen frotando un paño desde la comisura labial hasta la base de la oreja unas cuantas veces. Después de hacerlo con uno de los gatos, haréis lo mismo utilizando el mismo paño con el otro gato. Sin apretar, con suavidad, como si le hiciérais una caricia. De esa forma "marcaréis" a cada uno con las feromonas calmantes del otro.
Al cabo de esas dos semanas podréis probar el contacto visual entre ellos, quizá dándoles de comer en presencia del otro, inicialmente alejados, como os hemos indicado más arriba.
Además, los gatos tienen otra peculiaridad. Algunos llevan muy mal el regreso de un compañero que haya pasado un tiempo en la clínica veterinaria, sobre todo si ha sido hospitalizado por unos días. En esos casos, es preferible que el gato convaleciente permanezca unas horas en una habitación (con todo lo necesario) y observar la reacción de los demás gatos de la casa. Durante las siguientes 24 - 48 horas realizad un protocolo de reintroducción como el que acabamos de explicar, pero "acelerado". Si en algún momento hay una reacción negativa por parte de alguno de los gatos, separadlos inmediatamente e iniciad el protocolo poco a poco.
Un saludo.
Centro Veterinario Travesía