Champuterapia en perros
Hoy voy a hablaros de las dermatitis. Y ya veréis, va a ser sólo la introducción, porque de alergias y dermatitis se pueden escribir libros enteros.
Pero empezaré por el final, por el tratamiento de las dermatosis. Y dentro del tratamiento os hablaré de los champús terapéuticos o medicados y de cómo utilizarlos adecuadamente. Es decir, de la champuterapia.
Los champús terapéuticos son, como su nombre indica, soluciones jabonosas que se emplean para bañar al animal pero que en su composición tienen principios activos terapéuticos. Y los principios activos son substancias que tienen alguna actividad beneficiosa en el tratamiento de una enfermedad. Hay champús antiseborreicos, hipoalergénicos, desinfectantes, hidratantes, etc. Se utiliza uno u otro según la enfermedad y el efecto deseado. A lo largo del tratamiento y dependiendo de la evolución de la enfermedad, pueden cambiarse o utilizarse combinados. Casi siempre se emplean asociados a otro tipo de terapias o, en ocasiones, como tratamiento exclusivo, sobre todo en casos leves o crónicos. Con ellos se consigue acelerar la curación, disminuir e hidratar la piel dañada, eliminar los alérgenos de la superficie de la piel, disminuir las dosis necesarias de otros medicamentos y mantener a raya los procesos recurrentes. Todo ello, mejorando el bienestar de vuestra mascota.
La frecuencia ideal de aplicación es distinta para cada paciente y el veterinario os indicará cuál es la mejor para vuestra mascota. Lo habitual es empezar el tratamiento con baños cada dos o tres días para después ir espaciándolos hasta dar un baño a la semana. Y muchos diréis: ¡Pero si desde siempre me han dicho que los perros y los gatos no deben bañarse tan a menudo!!. Cierto, pero esa es una de las ideas preconcebidas que van cambiando a medida que aumentan los conocimientos que tienen los veterinarios dermatólogos. Además, en estos casos, lo que se busca es una acción terapéutica sobre la piel y para que esto sea realmente eficaz es necesario bañar con mayor frecuencia. Por desgracia para nosotros, porque desde luego a mí, lo de los baños no me gusta nada. Otra cosa muy distinta es retozar en un charco o darme un chapuzón en el río o la playa.
En general, este tipo de champús están muy concentrados, por lo que pueden diluirse en cinco o diez partes de agua para favorecer su distribución en la piel y evitar que queden restos tras el aclarado.
Y ahora os explico cómo utilizarlos de la forma más adecuada en seis cómodos pasos:
1.- Mojar abundantemente al paciente con agua tibia a unos 25ºC.
2.- Aplicar el champú y frotar todo el cuerpo. Esta primera aplicación limpia la piel y el pelo eliminando los restos cutáneos y la suciedad.
3.- Aclarar abundantemente con agua tibia.
4.- Aplicar de nuevo el champú masajeando suavemente, dejando que penetre bien hasta la piel y dejar actuar durante 10 ó 15 minutos. Este tiempo de espera es imprescindible para permitir el contacto de los principios activos con la piel de vuestra mascota.
5.- Aclarado abundante y exhaustivo con agua más bien fresquita por su efecto calmante.
6.- Secado frotando con una toalla. En los casos de dermatitis no debe utilizarse secador pues el aire caliente aumenta la sensación de picor y malestar.
A partir del segundo baño, si la piel está bastante limpia, podéis saltaros los pasos 2 y 3.
Y si os lo podéis permitir, los baños de hidromasaje son fenomenales para estas cosas porque favorecen la penetración de los principios activos, mejoran la hidratación de la piel y disminuyen la sensación de picor. Así que ya sabéis, ¡al agua patos!
Un saludo
Trasto.
Los champús terapéuticos son, como su nombre indica, soluciones jabonosas que se emplean para bañar al animal pero que en su composición tienen principios activos terapéuticos. Y los principios activos son substancias que tienen alguna actividad beneficiosa en el tratamiento de una enfermedad. Hay champús antiseborreicos, hipoalergénicos, desinfectantes, hidratantes, etc. Se utiliza uno u otro según la enfermedad y el efecto deseado. A lo largo del tratamiento y dependiendo de la evolución de la enfermedad, pueden cambiarse o utilizarse combinados. Casi siempre se emplean asociados a otro tipo de terapias o, en ocasiones, como tratamiento exclusivo, sobre todo en casos leves o crónicos. Con ellos se consigue acelerar la curación, disminuir e hidratar la piel dañada, eliminar los alérgenos de la superficie de la piel, disminuir las dosis necesarias de otros medicamentos y mantener a raya los procesos recurrentes. Todo ello, mejorando el bienestar de vuestra mascota.
La frecuencia ideal de aplicación es distinta para cada paciente y el veterinario os indicará cuál es la mejor para vuestra mascota. Lo habitual es empezar el tratamiento con baños cada dos o tres días para después ir espaciándolos hasta dar un baño a la semana. Y muchos diréis: ¡Pero si desde siempre me han dicho que los perros y los gatos no deben bañarse tan a menudo!!. Cierto, pero esa es una de las ideas preconcebidas que van cambiando a medida que aumentan los conocimientos que tienen los veterinarios dermatólogos. Además, en estos casos, lo que se busca es una acción terapéutica sobre la piel y para que esto sea realmente eficaz es necesario bañar con mayor frecuencia. Por desgracia para nosotros, porque desde luego a mí, lo de los baños no me gusta nada. Otra cosa muy distinta es retozar en un charco o darme un chapuzón en el río o la playa.
No es cierto que sea malo bañar a los perros con frecuencia.
Al contrario, se considera que para mantener el efecto terapéutico de estos champús deberían utilizarse al menos una vez a la semana.
Y ahora os explico cómo utilizarlos de la forma más adecuada en seis cómodos pasos:
1.- Mojar abundantemente al paciente con agua tibia a unos 25ºC.
2.- Aplicar el champú y frotar todo el cuerpo. Esta primera aplicación limpia la piel y el pelo eliminando los restos cutáneos y la suciedad.
3.- Aclarar abundantemente con agua tibia.
4.- Aplicar de nuevo el champú masajeando suavemente, dejando que penetre bien hasta la piel y dejar actuar durante 10 ó 15 minutos. Este tiempo de espera es imprescindible para permitir el contacto de los principios activos con la piel de vuestra mascota.
5.- Aclarado abundante y exhaustivo con agua más bien fresquita por su efecto calmante.
6.- Secado frotando con una toalla. En los casos de dermatitis no debe utilizarse secador pues el aire caliente aumenta la sensación de picor y malestar.
A partir del segundo baño, si la piel está bastante limpia, podéis saltaros los pasos 2 y 3.
Y si os lo podéis permitir, los baños de hidromasaje son fenomenales para estas cosas porque favorecen la penetración de los principios activos, mejoran la hidratación de la piel y disminuyen la sensación de picor. Así que ya sabéis, ¡al agua patos!
Un saludo
Trasto.